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MÓNICA SILVA CONTRERAS

Una historia de la arquitectura en Macuto hace “click”

Hace ya varios años quedaban afirmadas las hipótesis que guiaron la investigación que dio como resultado inesperado la exposición Temperar en Macuto: Seis villas centenarias en Guzmania 1884-1900 y su correspondiente catálogo (Caracas, 1999).

Una nota de prensa, muchas visitas para registrar en fotos y planos aquellas casas - que se perderían en poco tiempo a raíz de una espantosa avalancha de barro y piedras desde el Ávila – permitían aseverar el origen norteamericano de al menos tres de las muchas que se construyeron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en el entonces elegante balneario.

Hoy, investigando otros temas, en otro país y con medios de consulta a fuentes que para fines del siglo XX eran insospechados, un dato en una revista de arquitectura publicada en Chicago viene a corroborar el origen de aquellas casas

La nota aparecida en The Inland Architect and News Record, publicada en diciembre de 1898 (vol. XXXII, N° 5), analizaba las consecuencias que la Guerra hispano-estadounidense ya producía en la arquitectura. El conflicto que dejara como consecuencias la independencia de Cuba y la pérdida española de Puerto Rico y Filipinas, abría mercados a la economía de los Estados Unidos, entre los cuales se incluía el de los materiales y técnicas de construcción.

Los editores de la revista daban cuenta de un primer efecto de los resquicios de negocios que se abrían con el establecimiento de un almacén de la American Manufacturers´ Association. Aquella no era otra que la compra desde Venezuela de “…three cottages for the president of the republic and two members of his cabinet to be built at a fashionable watering place on the coast”. Una de aquellas casas era, entonces, la casa del presidente Ignacio Andrade, la misma que fuera reseñada en construcción en la revista caraqueña El cojo ilustrado durante 1899. Otra sería, sin dudarlo, la que se construía al mismo tiempo Alberto Smith, Ministro de Obras Públicas de ese gabinete presidencial. La tercera, la que se aprecia al fondo de la foto de la casa de Andrade, sería de otro de sus allegados gubernamentales y aun queda la incertidumbre de ese nombre. Se hace claro Smith estaba tras la construcción de las casas y del comercio de materiales con los Estados Unidos, como luego se manifestaría en la promoción que haría de sus casas a prueba de sismos en El Paraíso.

La nota en The Inland Architect continua: “These were followed by contracts for the erection of ten others, and then in turn a customhouse and city market…”. En 1999 era probable – como hoy se comprueba – que la casa de Arístides Moreau, comerciante en La Guaira, o de alguno de sus hijos, estuviera emparentada con la casa de Andrade. Del mismo modo, la Casa del Resguardo de La Guaira sería, como entonces también era supuesto, parte de la familia arquitectónica iniciada por el entonces Presidente.

En la nota se mencionan otros dos temas: el de la exportación de arquitectos a tierras distantes como Manila o Hawai, así como el diseño de casas apropiadas para quienes emprendieran la aventura de abrir campo en Estados Unidos en aquellos lugares. Esos son otro asunto, de importantes consecuencias para la historia de la arquitectura, sin duda. Por ahora, hoy y aquí, resulta más que satisfactorio terminar de cerrar una historia que esta investigadora tenía pendiente desde tiempo atrás.

La casa del presidente Ignacio Andrade en El cojo ilustrado 1899

La casa de Alberto Smith, Villa Paula (foto Juan Vicente Gómez 1996)

La casa Moreau (foto Mónica Silva 1992)

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