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MÓNICA SILVA CONTRERAS

De la Ciudad Luz al Mictlán

Una de las muchas ofrendas que para el Día de Muertos fueron instaladas en la Ciudad de México ha resultado particularmente original. Ello debido a una interesante actualización del sincretismo entre la cultura popular que la fecha implica con los intereses institucionales de quienes la han promovido. Instalada con motivo de la exposición en el Museo Dolores Olmedo de la muestra 30 Obras Maestras del Musée de l’Orangerie, la institución rinde tributo a los artistas presentes en la muestra. En las salas se exhibe parte de la colección de Paul Guillaume, en la que destacan piezas de Paul Cézanne, André Derain, Paul Gauguin, Henri Matisse, Amedeo Modigliani, Claude Monet, Pablo Picasso, Pierre-Auguste Renoir, el Aduanero Henri Rousseau, Chaïm Soutine y Maurice Utrillo. La ofrenda, con una excelente concepción y realización, concentra a los artistas homenajeados en la ciudad en la que, en distinto tiempo, todos vivieron y trabajaron. Además, incorpora al mexicano Diego Rivera, quien residió durante diez años en París siendo un joven pintor, pues la exhibición coincide con la muestra Frida Kahlo/Diego Rivera: L’art en fusión en el Musée de l’Orangerie. La Ciudad Luz, con kiosco de anuncios y acceso mediante el ambiente de la estación de metro Montmartre, es representada mediante edificios y lugares icónicos, en los que se insertan los artistas plásticos interpretados como calaveras. El cielo de papel picado, alguna catrina - homenajes permanentes a José Guadalupe Posada - representando personajes callejeros, combinan el imaginario artesanal mexicano con el imaginario de París, incluso con la reproducción de los puestos de venta de acuarelas y postales de comienzos del siglo XX. El altar, propiamente dicho, está dedicado a Dolores Olmedo y a su madre, la profesora María Patiño Suárez. Éste se enmarca en un lujoso restaurante francés y así como los alimentos de ofrenda combinan un menú característico del lujo con los platos típicos de los altares, el montaje de toda la ofrenda es un bien logrado sincretismo entre tradición y posibilidades creativas. La instalación que deja ver un conocimiento de la tradición que se equilibra con una amena y fresca, síntesis de la vida parisina en el tiempo de los grandes artistas presentes en la muestra.

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